Posee un extenso significado relacionado con el hombre y las deidades, así surgieron los rostros de los dioses y animales relacionados con fenómenos naturales y finalmente un afán por conservar el semblante de sus gobernantes fallecidos.
Como objeto era usado por los monarcas para representar su poderío, también su uso era permitido para los aborígenes danzantes y finalmente en los rituales funerarios de los gobernantes, para que fuesen reconocidos por los dioses en su viaje al más allá.